miércoles, 17 de octubre de 2012

VERSO ALEJANDRINO


El origen de los versos “alejandrinos”:

Cuando en otro día en Literatura comenzamos el tema de la métrica de los versos y la lírica en general, me llamó la atención la denominación “versos alejandrinos”, y decidí investigar un poco más acerca de este curioso nombre, dado que todas las demás denominaciones corresponden al número de sílabas del verso (bisílabo, trisílabo, endecasílabo… )
(Porque hasta el gran Alejandro Magno visitó mi Templo jeje. “Alejandro Magno en el Templo de Jerusalén”, óleo de Santiago Conca [1735])
Se denominan “versos alejandrinos” aquellos que cuentan con un total de catorce sílabas, divididos en dos hemistiquios, cada uno con siete sílabas. No aceptan la licencia poética denominada sinalefa entre los dos hemistiquios.
Esta denominación es de origen francés, aunque en un principio los versos alejandrinos no poseían ningún nombre concreto.
(Retrato de Gautier de Châtillon, autor de la “Alejandríada”)
En los primeros decenios del siglo XIII, dos poetas medievales franceses, Alexandre de Paris y Gautier de Châtillon, comenzaron a utilizar este tipo de versos en sus composiciones (“Le Roman de Alexandre”, del primero y“Alexandreis” del segundo). Ambos poetas versaban sobre la vida y hazañas de Alejandro Magno, y desde entonces, los versos de catorce sílabas pasaron a denominarse “versos alejandrinos”, tanto en honor al primer autor como al héroe griego del que hablaban en sus obras.
El uso del verso alejandrino fue introducido en la Península Ibérica tras la reforma eclesiástica de principios de este siglo, con especial fuerza en el reino de Castilla y León. Fue adoptado por el clero como verso fundamental en sus composiciones poéticas.
Claros ejemplos de cultivadores del verso alejandrino fueron Gonzalo de Berceo, Juan Ruiz (“El arcipreste de Hita”) y el anónimo autor del “Libro d’Alexandre”.
A inicios del siglo XV, con la llegada de la versificación ítalo-provenzal, la poesía del “Mester de Clerecía” (composiciones medievales escritas por clérigos) y con ella el extendido uso del verso alejandrino casi desapareció, siendo su último cultivador medieval Pedro López de Ayala.
Un claro ejemplo de verso alejandrino es la “Sonatina”, de Rubén Darío.
La princesa está triste… ¿qué tendrá la princesa?
[La-prin-ce-saes-tá-tris-te-¿qué-ten-drá-la-prin-ce-sa? 14 sílabas]
Los suspiros se escapan de su boca se fresa,
[Los-sus-pi-ros-sees-ca-pan-de-su-bo-ca-de-fre-sa. 14 sílabas]
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
[Queha-per-di-do-la-ri-sa-queha-per-di-do-el-co-lor. 14 sílabas]

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